Blockbusters y efectos especiales – Porque Méliès también es interesante

Mi cine es el de los Lumière, pero no por ello no me gusta Méliès. De hecho, tengo localizadas en mi ciudad las más grandes pantallas de alta resolución donde sigo maravillado los avances tecnológicos del cinematógrafo. Durante el confinamiento, en los ratos familiares de esparcimiento, repasamos con mis hijos todas las películas de acción y efectos especiales de Emmerich a Mann, pasando por la saga «Yipi ka yei» de Bruce Willis. Así este año hemos acudido cumplidamente a la cita con los magnos blockbusters veraniegos, que ha resultado sorprendentemente Bullet Train. Pese a estar dirigida por el poco apetitoso David Leitch, se nota la mano del siempre solvente Antoine Fuqua y un chispeante guion sólidamente ensamblado por el bisoño Zak Olkewicz sobr el best-seller del popular Kotaro Isaka. Una mezcla hilarante  y adrenalínica servida por un elenco de actores en su plenitud, liderado por la tarantinesca pareja de sicarios compuesta  Aaron Taylor-Johnson y Brian Tyree Henry, en uno de sus rodajes en que se nota que disfrutaron como niños pequeños, lo que prueba el aderezo de gozosos cameos de famosos que “pasaban por ahí”.

Pasolini y Rosa Luxemburgo, modernidad y nacionalismo

Llámeme una «fuerza del pasado», pero encuentro «más moderno que cualquier moderno, en busca de hermanos que ya no están» (Pier Paolo Pasolini, La ricotta), cuando Rosa Luxemburgo afirma en La crisis de la socialdemocracia que «la única defensa de la verdadera independencia nacional es la lucha de clases revolucionaria contra el imperialismo. La patria obrera, a cuya defensa se subordina todo lo demás, es la Internacional Socialista”.


Io sono una forza del Passato. / Solo nella tradizione è il mio amore.
Vengo dai ruderi, dalle chiese, / dalle pale d’altare, dai borghi
abbandonati sugli Appennini o le Prealpi, / dove sono vissuti i fratelli.
Giro per la Tuscolana come un pazzo, / per l’Appia come un cane senza padrone.
O guardo i crepuscoli, le mattine / su Roma, sulla Ciociaria, sul mondo,
come i primi atti della Dopostoria, / cui io assisto, per privilegio d’anagrafe,
dall’orlo estremo di qualche età / sepolta. Mostruoso è chi è nato
dalle viscere di una donna morta.
E io, feto adulto, mi aggiro / più moderno di ogni moderno
a cercare fratelli che non sono più

Pier Paolo Pasolini (da Poesia in forma di rosa

Orson Welles, La Ricotta, Pier Paolo Pasolini, 1962, Arco Film Roma, Cineriz

17 de marzo de 2022. La mejor película de Pasolini es Teorema… no, sería Porcile… bueno, si no tenemos en cuenta el portento de Uccellacci e uccellini… o podría ser la piedad de Il vangelo… o la devastación de Saló… ¿Accattone o Mamma Roma? No, sin duda, la película de Pasolini que reúne todas sus facetas, la más completa e incisiva, es La ricotta, su episodio en Ro.Go.Pa.G, la cinta que le unió coyunturalmente con Rosellini, Godard y Gregoretti en ese formato tan adorablemente sixties. Pues eso, hoy en la Filmoteca se pueden dar el banquete del requesón hereje, en vibrante programa doble con Sopralluoghi in Palestina per Il Vangelo secondo Matteo.

La dificultad de identificar a Mario Cipriani como el actor que dio vida al entrañable Stracci, a pesar de su icónico y memorable papel de «ladrón bueno con frase» que acaba muriendo en la cruz de verdad por una mezcla de hambre e indigestión, es una muestra de la precariedad de la trayectoria vital y artística de los actores no profesionales que seleccionaba el romagnolo de sus vivencias y en sus correrías por su particular versión de Roma.