La amenaza del otro: El extranjero y Sed de mal

Estamos en un tiempo en que prospera la xenofobia. «El infierno son los otros» (d)escribía Sartre en A puerta cerrada. Lo desconocido en un tiempo de incertidumbres amplificadas por redes y medios.

Se extiende interesadamente la Teoría del Señor Alcalde: «los mozos que provocaron la pelea no eran vecinos del pueblo». Los turistas encarecen «nuestros» pisos; los indigentes y los carteristas de fuera afean «nuestras» ciudades»; las prostitutas ajenas corrompen «nuestras» costumbres; los manteros degradan «nuestras» marcas y los piratas rebajan «nuestros» estándares… esos nebulosos anarquistas (siempre italianos, no se sabe si por eso más fieros) que inflaman hasta el disturbio «nuestras» pacíficas manifestaciones… Siempre un «Nosotros» (interclasista) frente al «Ellos». Los otros (…aunque al final igual resulta que los muertos somos nosotros y no Los Otros 😉

Además de enturbiar «nuestra» prístina sociedad, El Otro deviene también «el tormento que inflige la mirada ajena», el testigo insobornable por la comodidad de la integración. Así, aprendemos mucho más de la visión foránea, contaminada sólo por otras aspiraciones culturales. En España, por ejemplo, se convirtió en un género en el siglo XIX, con los George Borrow (The Bible in Spain, 1843), Richard Ford (Handbook for travellers in Spain, 1845), Prosper Merimée (Lettres D’Espagne, 1831-1833), Téophile Gautier (Voyage en Espagne, 1845), o Alexandre Dumas (Impressions de voyage, 1847-1848); y sus sucesores, los hispanistas anglosajones que en el XX vinieron a ver cómo nos especializábamos en desgarrarnos, como Ian Gibson, ‎Hugh Thomas, ‎Stanley G. Payne, ‎Raymond Carr o Paul Preston, y el estadounidense Herbert Rutledge Southworth, mentor del anterior. Incluso los tuvimos propios, haciendo un viaje de ida y vuelta, como José Cadalso y sus Cartas marruecas, o los exportamos, como Domingo Badía y Lerblich, más conocido como Ali Bey, y sus antecesores, que n o tuvieron que disfrazarse para ir a Meca porque eran musulmanes genuinos. «Desde Sevilla, como Ibn ‘Arabī, de origen murciano, o de Granada, como Ibn Ŷubayr, quizás nacido en Játiva, o Al-Sāḥilī, que nunca regresó a su tierra, o el matemático AlQalaṣādī, también de Murcia, de Córdoba o de Almería. Ibn Ŷubayr (1145-1217), padre de la rḥila legó luminosas crónicas sobre sus viajes, pieza indispensable para conocer la cultura, situación política y religiosa de los países del sur de Europa y Oriente Próximo en el siglo XII. Para ello tuvo que sortear tempestades y aventurarse por un mar Mediterráneo entonces nido de piratas y peligros de todo tipo. La historia del malagueño Ibn al-Bayṭār (1170-1248), que llegó a convertirse en visir y director de los jardines de Damasco, fue considerado el mejor médico y botánico de su época y uno de los sabios más influyentes de al-Andalus» (Todoliteratura).

Pero ¿qué sucede cuando los otros somos nosotros, un occidental atrapado en la lujuria orientalista? Que podemos enloquecer, como los personajes de Conrad, Coppola o Herzog, o, como en el caso que nos ocupa, sacar el animal que llevamos dentro. Esa sensación es la que embarga al Meursault de El extranjero de Camus y quien mejor lo ha reflejado ha sido el Mastroianni de Visconti (1967), tanto, que lo recuerdo en blanco y negro, cuando hay que recordar que, para llegar al estado de otredad que le lleva a cometer el crimen, es inundado y cegado por un Sol amarillo aplastante. El mismo Sol terrible que achicharra la escena en que «Sebastian Venable» es destruido y devorado por una jauría de jóvenes nativos en De repente, el último verano de Mankiewicz (1959). Ese mismo calor omnipresente día y noche que empapa la Sed de Mal de Welles (1946). No nos centraremos ahora en el majestuoso metraje y movimentos, ni en Heston o Dietrich, sino en la espesura de maldad (qué gran giro en la traducción al español del título) que se va cerniendo sobre la blanca protagonista, la «inocencia» vulnerada del personaje que interpreta Janet Leigh, frente a la cruda amenaza de la alteridad oscura de los sicarios mexicanos (aunque, con sus juegos de espejos, Welles hace que el «bueno» sea también latino y el magnífico Maligno de la película sea el «americano»), y como van tejiendo su trama, con unos rasguños coreográficos que no se volverán a ver hasta, digamos, el Asalto a la Comisaria del Distrito Trece de Carpenter. Una violencia y humillación larvadas que tendrá que ser el salvaje Peckinpah quien las lleve al paroxismo en Perros de paja (1971).

(Por cierto, aunque los extranjeros no son populares para muchos intolerantes, el título sí lo es repitiéndose a menudo en el cine, con, en los últimos años, hasta uno con Steven Seagal 😉 en 2003, con Jason Patric en 2016, y con Chan y Brosnan en 2017)


Censores y piratas -La realidad provoca la ficción, no al revés

Como siempre, confundieron la causa con el efecto. Burgess reflejaba en su obra la Inglaterra a la que se dirigía, fue la realidad la que provocó la película no al contrario. Y no todo el mundo sabe que en el Reino Unido había una censura recalcitrante que ignoro si continua. El mecanismo para no ser acusados de poco liberales era simplemente no llegar a conceder nunca la clasificación de edad, sin la cual no había licencia de distribución y no podía exhibirse. De esta manera, sin llegar nunca a prohibirla formalmente, se vetó la proyección de The War Game de Peter Watkins durante 16 años. Diferente, pero cercano a la política de marginación que se sigue en EEUU, en este caso estigmatizando a una película con una R, lo que la condena a una exhibición reducida, o con una X, que la envía directamente al circuito de salas de cine porno (el cual además, a estas alturas, no quiero pensar en qué estado estará compitiendo con internet). Con los DVDs entraron las limitaciones de Zona 1, Zona 2, etc, que los piratas salvadoreños se saltaban haciendo compilaciones internacionales multizona… Eran increíbles (y además estaban siempre en el mismo lugar, con lo que tebían servicio postventa), metían antologías de directores, hacían sagas…. siempre les dije que echaba de menos un Pirate’s Cut o un plus Críticads del Rincón de Pata Palo porque habían llegado a saber de cine, y no sólo popular, ya me los imagino subtitulando Cenizas y Diamantes 😉

A Clockwork Orange, Stanley Kubrick, 1071, Reino Unido, Warner Bros., Hawk Films Fuente: Reddit StanleyKubrick

Popiól I Diament, Andrzej Wajda, 1958, Polonia, Grupo KADR. Fuente: Cuba Encuentro

9 de septiembre de 2022. En El Salvador los piratas suelen ocupar siempre los mismos lugares con lo cual se pueden devolver los productos que no están en un estado perfecto, y hacen duos entre peliculas que se parecen, te venden trilogias y sagas completas en una sola unidad o te agrupan un clásico con sus remakes. Siempre dije que echaba de menos que incluyeran un «comentario del pirata» en los extras jajaja

Nubes pasajeras, Ozu, Naruse, Hopper y Kaurismäki (Aki en la Filmo)

3 de diciembre de 2019. Films de interiores, aunque con el puntual plano luminoso de puertos y páramos urbanos, en las cuáles el mismo grupo de actores interpreta personajes diversos y cuyos protagonistas masculinos tienden a beber demasiado. No, no es un Ozu. Nubes pasajeras, de Aki Kaurismäki (no la de Mikio Naruse), hoy en Filmoteca de Catalunya

«Es una pena que los yanquis que tenían esta gran tradición de asesinar a sus presidentes la hayan perdido. Lo hacían con los buenos, y no lo hacen ahora con los malos»

Aki Kaurismäki, 22 de marzo de 2018, Fuente: El País
Aki Kaurismäki, en el acto de entrega de la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes. 21 de marzo de 2018. Fuente: El País/MARISCAL (EFE)

9 de abril de 2017. Aki Kaurismäki, «Hay que exterminar a los ricos y a los políticos que les lamen el culo«


22 de enero de 2015. Out ofd the Blue (Hopper) Aki en la Filmo, atentos al sempiterno cigarro con el que estuvo provocando y desplegó su encanto socarrón tras deslumbrarnos con su preciosa fábula Le Havre ayer en @filmotecacat


18 de enero de 2024. «Venga, váyanse de aquí de una vez y entren a ver la de Kaurismaki» nos espetó con su socarrona modestia Béla Tarr al acabar de ver Nido familiar en el Zumzeig Cinema. Los deseos del maestro son órdenes 😉 y hoy por fin tenemos la esperadísima cita con Fallen leaves y su elenco de dignos perdedores habituales.